Nos vamos haciendo viejos
y la feroz ternura
con que amarramos nuestras bocas al aquí mismo,
ahora mismo,
nos hace, además, cómplices de amor.
Nos vamos haciendo
a tantas idas y venidas,
al sabor de lo eternamente efímero
de la felicidad y de la ausencia.
Nos vamos
y me dices:
«Aunque te vayas (la próxima vez será la definitiva, lo presiento),
ya no te echaré de menos porque ahora sé que nunca te irás de mí»
y yo digo que así es.
«Nos»,
y este plural
estalla en la boca como una estrella.
jueves, 26 de noviembre de 2009
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Hermoso escrito
ResponderEliminary más hermoso compartido.
¡Qué chuerte Berna!
Bello. Y el último verso es fantástico.
ResponderEliminarNos quedamos,
ResponderEliminaranclados en el mismo mar.
(una joya)
Ana Aurora
El conformismo es como agua estancada.
ResponderEliminarRealmente precioso, sra. Wang.
ResponderEliminarUn saludo, de un lector anónimo.
Los últimos tres versos justifican a este poema...
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