martes, 11 de agosto de 2009

Señales

Suele haber ciertas señales:
percibir el hedor bajo el perfume,
ver el mar boca abajo
son algunas de ellas.

No darse cuenta de que todo el dolor
es dolor autoinfligido
—que podíamos habernos marchado
en aquel momento en vez de esperar
a que el daño echara raíces;
que podíamos haber acogido el daño como un regalo y no fuimos capaces—
es otra.

Pero la señal definitiva suele ser
—la experiencia lo dice—
dejar de verse hermosa,
descubrir que el espejo, aunque dorado, está definitivamente sucio.

Ese es un día perfecto para despedirse.

Y si no lo hicimos (por pura cobardía)
y seguimos intentando creer en la apariencia
(aunque quizá, pienso ahora, fuera simplemente
incredulidad, asombro),
y la bomba explota bajo la almohada
rompiendo en pedazos el espejo

qué alivio las plumas en el aire, tan blancas, tan livianas,
y ver, en nuestro propio espejo,
que todo era mentira,
que nuestra belleza sigue intacta.

6 comentarios:

  1. No mires a los seres
    Mira al buda [que hay en los seres]
    K.R.

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  2. mi reflejo en tu reflejo
    apariencia sanadora
    olvido - vacuidad

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  3. Ahí están, el espejo y tu gran sonrisa, seguro que intacta. Un abrazo fuerte...

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  4. ¡Qué alegría reencontrarte! Te seguía en la mirada oblicua y sentí tu marcha. No sé si me recuerdas. No importa, yo a ti sí :-)

    Un abrazo,

    ana

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  5. pues ... te huelo linda,
    qué bien plasmada
    como lo pasmada que te quedas
    ... hasta que re-a-sientes

    (( recordando esos momentos))

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  6. Este poema me llega dentro, muy dentro...

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